El domingo hay elecciones y nuevamente aparece el fantasma de la abstención, alimentado por la desconfianza, el 28J y el déficit democrático de las élites. Desmontemos algunos puntos:
-“Yo ya voté el 28J”. ¿El 28J fue una elección presidencial o un plebiscito de coronación? ¿Cómo que “ya voté?”. No se está repetiendo esa elección. Desde el privilegio, algunos dicen que nada más importa. Pero sí importa: el salario, los servicios, la salud, la vida diaria. No es «pasar la página» ¡Es no rendirnos!
El #25M se vota para cambiar lo que afecta a los venezolanos que no tienen el lujo de “aguantar la pela” del mal gobierno y las sanciones hasta que “pase algo” que no va a pasar. Y te dicen que eso no importa.
-“Solo las presidenciales importan”, nos dicen muchos de los que llevan décadas ‘luchando por la descentralización’. Es obvio que no creen en eso, llevan el centralismo y el presidencialismo en la sangre.
-La misma piedra: el sectarismo, el “si no soy yo no es nadie” que hubo en 2018 y que se traduce en “si no soy yo prefiero a Maduro”; la incapacidad de ir a la historia y ver las consecuencias desastrosas de la abstención desde 2005. La abstención no ‘deslegitima’ a nadie, le deja la cancha libre al poder para avanzar sin resistencia.
-“Lo que diga Nicolás”.. perdón, lo que diga la líder. Tanta “oposición” los llevó a un espejo discursivo con el PSUV.
-El populismo, que no es simple demagogia. Toda esta paja maniquea de la lucha espiritual del bien contra el mal, de la gente “impoluta” contra los “malos”, de los migrantes decentes contra los TDA, es populismo de derecha del más ramplón. ¡Bien lejos!
-De nuevo, los militares. La oposición a los rasgos militaristas del gobierno debe pasar por el civilismo… pero el abstencionismo pone nuevamente a los militares como “árbitro final” de las disputas políticas. ¡¿Qué es eso?!
Bono: El desprecio. En lugar de criticar al poder y a los poderosos, la campaña de los abstencionistas a través de sus influencers la ha agarrado con los más débiles: que si el pueblo es lambucio, que si es ignorante… en vez de golpear hacia arriba golpean a los de abajo. Con esos ni a la esquina.
Si usted no quiere ir a votar, no vote–razones tiene–pero no se haga eco de manipulaciones para satisfacer agendas particulares. Ojo que sólo me he referido a la propaganda abstencionista. Que hay otros temas: que hay una crisis de representación, que hay mucha gente a la que no le gusta nadie, que no cree en nadie, es más que obvio y es válido.
El voto no es milagroso, no es un acto de magia. No está «blindado» ni lo ejercemos en condiciones ideales. Pero el voto nos hace presentes, deja testimonio de nuestro reclamo y aspiraciones, nos da la oportunidad de poner las instituciones al servicio de las necesidades del pueblo. El voto fue una conquista histórica popular que costó sangre, exilio, tortura, a la que no podemos renunciar. El voto no es suficiente, pero es necesario. La abstención no es rebeldía sino resignación.
El domingo tenemos una oportunidad para empezar a enderezar el rumbo. Será cuesta arriba, pero nadie dijo que sería fácil. Ya basta de lo mismo y de los mismos. Llamo a votar y a votar por un cambio para bien, para romper ya este largo ciclo que tiene a Venezuela en la lona. Por eso llamo a votar por una alternativa venezolanista, popular, ajena a los odios de las élites, centrada en las aspiraciones populares y en los derechos económicos, políticos y sociales, en la tarjeta de Soluciones para Venezuela.

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