
La Palma
109 – 23 de septiembre de 2020
Mi comentario de hoy
Animales heridos
Dice la conseja que no hay nada más peligroso que un animal herido, arrinconado. Hoy, cuando faltan 74 días para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, el postulado se hace patente. No sólo faltan 74 días para que los venezolanos escojamos un nuevo parlamento, como manda la Constitución, sino que faltan, también, 41 días para que los Estados Unidos elijan quién será su presidente por los próximos cuatro años.
No es un detalle menor, ni trivial, señalar la fecha de las elecciones estadounidenses, sino que se convierte en una referencia obligada, dada la subordinación con la que se han asumido, gustosos, como funcionarios de la administración Trump los miembros de eso que llaman el gobierno interino. No entienden que Venezuela vale más que La Florida. Temen, más que quienes pensamos que Biden -aunque represente el cambio para EEUU- representa para Venezuela el continuismo de la política Trump, que un revés electoral de los Republicanos signifique el fin de la beca y del ‘reconocimiento’ con el que pretenden ser la única voz legítima del descontento en un país que ven de lejos y por encima del hombro.
Con estas dos fechas de vencimiento, el 6 de diciembre y, antes, el 3 de noviembre, el grupito actúa como un animal herido y acorralado y, por ende, peligroso. Ya le quitaron cualquier tipo de careta a las sanciones que promueven, por las que hacen lobby, y ahora las dirigen a todo aquel que le lleve la contraria a la oposición impuesta, escogida a dedo, por el norte. Las utilizan de amenaza para quien se salga del carril, para quien no coja línea. Una vergüenza.
Pero también la doble fecha de vencimiento implica que tendremos por delante 41 y 74 días para la aventura, para el extravío, para el último intento en el tiempo extra de hacer lo que no pudieron hacer en estos más de dos años de insistencia en el atajo y abandono de la política, la vía democrática y la organización popular.
Y del otro lado, que no son mochos, también sienten cómo los acorrala el colmillo que saliva del otro animal herido, de sus aventuras, pero también la instrumentalización del informe de la ONU sobre DDHH y el intento de sabotear las elecciones; los acorrala la crisis y el descontento. Y allí ellos, también, son peligrosos.
Y entre animales heridos crece el conflicto, crecen los odios, las promesas de retaliación mutua. Y pierde Venezuela, viendo empobrecida desde la barrera la pelea de estas dos élites tornadas bestias, con sus chantajes y su lógica de amigo-enemigo, de aniquilación del contrario.
No tenemos por qué aceptarlo. Empinémonos por encima de los chantajes, de las amenazas, del peligro de dos animales heridos que amenazan con devorarse a Venezuela con tal de lograr sus mezquinos y segregacionistas cometidos. Alcemos la voz y pongamosle un parao a la locura de la violencia y la confrontación. Restreguémosle en el hocico la suciedad de sus fechorías y saquemos a Venezuela del foso con el concurso de todos, antes de que, en su peligrosidad, nos devoren los apetitos de quienes actúan como animales heridos y acorralados.
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. La Palma es un espacio que ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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