
La Palma
073 – 16 de junio de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Mi comentario de hoy
Partidos y tribunales
El Tribunal Supremo de Justicia designó una Mesa Directiva ad hoc en Acción Democrática, desplazando a Henry Ramos en favor de su número dos, Bernabé Gutiérrez. De entrada, rechazo la judicialización de la política partidista. Los asuntos internos de los partidos deben resolverse de acuerdo a las previsiones estatutarias y con el concurso de su militancia. Está claro que, más allá de las particularidades, esta acción busca desestimular aun más la participación en las elecciones parlamentarias, fragmentar aun más a la oposición política y promover la abstención que le va como anillo al dedo a un gobierno impopular.
Eran uña y mugre, Henry y Bernabé. Con el recuerdo fresco de la «expulsión» de los gobernadores, no me extrañaría que esto fuese una nueva treta elaborada. Pero no solo en AD había uñas y mugres. También en VP, donde han renunciado un puñado de dirigentes por, se lee entre líneas, diferencias con la administración de los cuantiosos recursos que reciben por el ‘interinato’. Hoy, tanto a Gutiérrez en AD como al combo de VP, sus ex compañeros les lanzan todo tipo de denuncias y dardos, tildándolos de ladrones e inmorales. En caso de que sean ciertas, ¿No lo sabían? Eran uña y mugre.
Los partidos deben ser partidos. No franquicias, no propiedad personal, partidos. Partidos políticos, para la participación, para la búsqueda democrática del poder, no para la promoción de atajos y agendas inconfesables. Deben reunirse, deliberar, debatir, construir en colectivo sus programas y propuestas, renovarse, elegir desde las bases a sus autoridades, encarar desviaciones de sus directivos mientras suceden, no arroparlas bajo el manto de la solidaridad automática, guardando la factura para cuando haya una fractura. Esas son tareas internas de los partidos, ante cuya omisión corresponde a su militancia rebelarse, denunciar, organizar, promover caminos alternativos. No a los tribunales a los que la misma militancia de estos partidos decidió involucrar para resolver sus pleitos internos.
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