
La Palma
065 – 2 de junio de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Mi comentario de hoy
Los odiadores
Los venezolanos, todos los venezolanos, tenemos miles de motivos para estar inconformes. Los estudios de opinión confirman que al menos 85% de nosotros lo estamos. Pero lo que también confirman las encuestas es que la gente quiere soluciones. Y las soluciones exigen superar la estática postura de los odiadores, de quienes se quedan pegados en la rabia y en el diagnóstico sin ir más allá.
Todos les hiede. Todo está mal. Lo que está mal, y los remedios para superar lo que está mal. Son dogmáticos, porque el dogma los escuda de eso que dicen promover pero que en verdad los petrifica: el cambio. Resienten cualquier propuesta de reconciliación y de justicia; lo de ellos es la división y la venganza. Para ellos, para los odiadores, cualquier emprendedor en ‘enchufado’, los pobres son malandros y los políticos son sucios. Pero también los médicos, que son vividores, el del abasto, que es un especulador, la maestra, que abusa y es fastidiosa. Van vacíos de empatía y de solidaridad. Sueñan con una ‘mano dura’, la que los llevó a votar por Chávez a muchos (secreto hoy guardado a rabiar con toda la energía del converso) en primer lugar. Y anhelan otra realidad, maldicen el día en que nacieron en este país. Por eso desprecian y minimizan los problemas de otras sociedades, estas sí perfectas, inmaculadas desde la ignorancia y el desconocimiento. Lo que pasa allá, dicen los odiadores, es producto de una cuerda de infiltrados que quieren dañar lo único que vale la pena en este planeta tan atrasado. Y así van, tuiteando como bárbaros, diciendo disparates, lanzando dardos envenenados del odio más rabioso. Sin duda alguien, algo, les hizo mucho daño.
Venezuela no puede dejarse en manos de los odiadores. En ellos solo hay garantía de oscuridad y miseria, de violencia y exclusión, de discriminación y segregación. Los odiadores, vale recordar, no se ajustan a la polarización política que divide al país entre ‘chavistas’ y ‘opositores’. Los hay de todos los tamaños, de todos los colores y en todos los partidos. Pero también de todos los tamaños, de todos los colores y en todos los partidos está la inmensa mayoría de los venezolanos, los que quieren soluciones, los que aman al país y cuyas almas, aunque heridas, no están corroídas por el odio. Superar a los odiadores para ir juntos hacia un nuevo amanecer es necesario si queremos salir de la sombra. Los odiadores verán si se quedan en la penumbra, murmurándose barbaridades, o si dejan entrar en sus almas y en su corazón el llamado superior de la recuperación de Venezuela.
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