
La Palma
064 – 1 de junio de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Mi comentario de hoy
Oposición y reacción
El asesinato de George Floyd a manos de la policía en Estados Unidos generó un sacudón global, con fuertes protestas en varios países. Ya decía, con razón, el doctor King que «la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la injusticia en todas partes». La solidaridad ha sido amplia y se ha manifestado a lo largo del espectro político.
La cola de ese huracán llegó a Venezuela, con un gobierno solidarizándose afuera contra prácticas que comete adentro, y con una oposición, la del ‘interinato’, que sigue su absurda cruzada esquizofrénica contra todo lo que represente las causas populares en pro de las reivindicaciones y la justicia. Quizás no deba sorprendernos, después de que algunos en esa oposición llegaron a plantear que Al Qaeda era chavista, que el ‘canciller’ del ‘interinato’ in partibus juzgara las protestas en Estados Unidos como un plan de desestabilización promovido por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Pero no solo desestima las causas justas de los pueblos, como lo hicieron ayer frente a las olas de protesta en América Latina, sino que, de manera insólita, quienes dicen luchar contra la opresión toman partido por los opresores en otras latitudes.
Desde el G4 asumieron que la única manera de hacer oposición es desde la reacción. El golpe de timón no fue cambiar la participación por la abstención, sino cambiar el acercamiento a las luchas populares por la adopción de una franca postura ultraconservadora. Sus amigos son Vox, Bolsonaro, y el resto del combo. Su jefe, sabemos ya quién es. Con esto, el G4 se aleja definitivamente de las aspiraciones de la mayoría de los venezolanos y se constituye como una amenaza real a la reconstrucción de la democracia futura. Y es que, es obvio decirlo, no puede haber democracia sin demócratas.
Desde esta tribuna, reiteramos nuestra solidaridad con las causas justas de los pueblos. Hoy decimos «Black lives matter», porque por muchos años, demasiados ya, ese postulado al que quienes desconocen la historia estadounidense replican con un sobresimplificado «todas las vidas importan», no ha sido cierto. Ya basta.
En cuanto al G4, basta imaginar un gobierno de quienes proponen barbaridades reaccionarias como las que se reflejan en su reacción al caso Floyd para convencernos más de que nuestra lucha no es contra uno, sino contra dos proyectos de dominación, y para reafirmar nuestros valores democráticos casados con la participación popular, el bienestar de los más vulnerables y la lucha por una sociedad más justa.
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