
La Palma
054 – 18 de mayo de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Mi comentario de hoy
Gasolina
Empezar por lo obvio, aunque lo hayamos dicho mil veces: La crisis actual, especialmente en lo que se refiere a la escasez de gasolina, es producto de la destrucción de PDVSA por parte de los últimos dos gobiernos, que impulsaron su partidización, toleraron -por no decir que promovieron- la corrupción, erosionaron las relaciones con nuestro principal socio comercial y se durmieron en los laureles de los altos precios, pensándolos sustitutos de la experticia y la gerencia. Entonces llegaron las sanciones. Y sí, lo empeoraron todo. Ese hecho no debe ofender ni sorprender a nadie: para eso están diseñadas. Si un argumento en particular, por parte de quienes promueven las sanciones, resulta especialmente bobo, es ese según el cual las sanciones no son responsables de nada y no afectan nada. ¿Entonces por qué tanto ahínco en impulsarlas? Se cae solo…
Ya que salimos de eso, para curarnos en salud, a lo que vinimos.
En ese contexto, es buena la noticia de cinco tanqueros iraníes que transportan gasolina a Venezuela. Como dije el viernes, la gente no le ve la etiqueta a la gasolina cuando tiene que surtir. ¿Es Irán el socio ideal? No, no lo es. ¿Le quedan muchas alternativas al gobierno tras las sanciones y el bloqueo? No, no le quedan.
No contentos con la lógica adolescente de «si eres amigo de Venezuela no puedes ser amigo mío», quienes impulsan las sanciones van más allá y arguyen que Irán y Venezuela tampoco pueden tener relación entre ellos. Sería absurdo un escenario como el que algunos sueñan, en el que se repita una especie de crisis de los misiles cubanos con el arribo de estos tanqueros. Allí, solo perdería el pueblo venezolano. No merece la pena comentar siquiera la arrogancia con la que personajes del llamado interinato defienden, desde lejos, que la gente sea el daño colateral de su lucha descarnada por la renta y el poder.
La carencia de gasolina y el colapso de los servicios públicos en general es la consecuencia lógica de la estrategia de agravar la crisis para que el pueblo hastiado se rebele, impulsada por el esquema neo-salidista del G4. No funcionó para derrocar a Maduro, pero sí para hundir más a Venezuela y empeorar las condiciones de vida de los venezolanos. De todos los venezolanos, independientemente de sus simpatías políticas. Paradójicamente -aunque obviamente- los menos afectados son, por supuesto, los de la élite gobernante.
Hoy, cuando algo parecido a un espíritu crítico se hace presente entre algunos de los que impulsaron la estrategia fallida iniciada con la abstención en las elecciones de 2018, valdría la pena una reflexión mayor sobre la necesidad de ir más allá de lavarse las manos y proponer una rectificación del rumbo extraviado.
Lo hemos dicho y lo reiteramos: el cambio debe construirse con la gente, no contra la gente.
-Repunte del Covid-19
«Foco». Así tuiteó, en una sola palabra, el Director General de la Organización Mundial de la Salud en días pasados. Un recordatorio de que la pandemia no ha pasado ni es noticia de ayer.
Cuando Venezuela registra un repunte en los casos, hay que insistir en la necesidad de reforzar las medidas y también exigir al gobierno atender de manera urgente las dificultades que la cuarentena impone sobre, especialmente, sobre los más vulnerables. La prioridad debe ser redoblar esfuerzos para proteger la vida de los venezolanos.
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