
La Palma
020 – 31 de marzo de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Titulares y mi comentario de hoy
-«Quítame esta pajita»
Lamentable espectáculo. En medio de la pandemia, justamente cuando Venezuela necesita abordar en unidad nacional la titánica tarea de hacer frente al coronavirus, Maduro y Guaidó intercambian insultos altisonantes como guapetones de recreo de bachillerato. Debajo del «tun tun» y el «tic tac» queda tapiada la urgencia de un pueblo que le ve la cara a la emergencia con un sistema de salud carcomido entre las pésimas políticas oficiales, la corrupción y las sanciones.
Cuando advertimos, una y otra vez, sobre los efectos perniciosos de la polarización extrema, no solo nos referimos a los que tienen que ver con la erosión democrática, a la que la polarización conlleva inexorablemente. También tiene que ver con la subordinación del bien común a la mezquindad y los intereses de dos élites en guerra.
En lugar de ocuparse de los problemas de la gente, las cabezas de ambos polos se preocupan de su eterno conflicto y sus rencillas personales. Se equivocan, ambos, al ver en esta coyuntura la oportunidad de aplastar al otro. Distraer la atención del Estado y la sociedad toda de la urgente contención, prevención y tratamiento del Covid-19 y sus secuelas económicas, sociales y de salud es insensato y puede costar vidas.
Insistimos: No es la hora de la persecución, ni de la conspiración, ni del cálculo politiquero. No es la hora de pensar que el «otro» se puso «mango bajito», porque mango bajito está es la población vulnerable de Venezuela: la población en situación de calle, los privados de libertad, los adultos mayores, las comunidades sin agua, sin luz y sin combustible.
El divorcio de las élites de las necesidades de la gente queda particularmente en evidencia con este episodio de «quítame esta pajita», en el que no gana ni Maduro ni Guaidó, pero en el que perdemos todos. Venezuela merece un liderazgo responsable en esta hora crítica. Venezuela merece más.
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