
La Palma
012 – 19 de marzo de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Titulares y mi comentario de hoy
-Vecchio: El único obstáculo para recibir apoyo del FMI es el propio Maduro (La Patilla)
Aturde el chantaje en la que debería ser la hora de la unidad nacional. Ausente la solidaridad y la empatía en el mensaje de los representantes del G4 en Washington. «Podemos ayudar, solo si nos dan el poder». En la misma línea declara Guaidó cuando insiste en su mensaje de quiebre a los militares, advirtiéndoles que «no hay tiempo» y que deben decidir si apoyarlo, para atender el coronavirus, o aceptar la muerte de venezolanos porque solo él puede conseguir ayuda internacional para atender la pandemia. No han entendido la gravedad del asunto ni la hora aciaga que atraviesa la humanidad. Mientras, la vicepresidencia venezolana solicita con urgencia una ayuda humanitaria especial a la OMS. Insistimos, es la hora de la unidad nacional para atender una crisis sin precedentes. No es la hora del cálculo politiquero ni de la perversa lógica de la guerra, la que aplican cuando anhelan una intervención militar que asesine venezolanos. No, no aceptamos que, ni por invasión ni por coronavirus, se piense en los venezolanos en términos de «daño colateral» a las ansias de poder de un grupito.
–Las playas de Florida continúan llenas, aunque el coronavirus ya causó siete muertes en el estado y más de 100 en EEUU (Infobae)
Los episodios desatados por el coronavirus han servido para saldar una discusión permanente en el debate venezolano: si el problema es, como plantean los conservadores y los anti-todo, «cultural». El NYT sacó un reportaje sobre Matt Colvin, un estadounidense que, apenas desatada la crisis, se puso a «bachaquear» antibacterial, especulando. Uno de tantos. Episodios de violencia y escasez en Australia, Canadá, Europa. Y estas playas, las de Florida, repletas de gente pese a la gravedad. No, los venezolanos no somos una especia malhecha ni maldita. No, el problema no es «cultural». Saldado el tema.
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