
La Palma
070 – 11 de junio de 2020
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La polarización extrema ha significado la cooptación de los principales medios de comunicación. Este espacio ofrece una visión crítica detrás de algunos de los principales titulares diarios, en un formato sucinto.
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Mi comentario de hoy
Nuevo CNE (II)
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia exhortó al Comité de Postulaciones Electorales de la Asamblea Nacional a consignar el listado de preseleccionados para integrar el CNE, luego de declarar la omisión legislativa.
A la par, sectores del G4 se reunieron con representantes del gobierno, presuntamente para negociar los nombres de los rectores al CNE y su participación en las elecciones parlamentarias de este año.
Ambas son buena noticia.
Las reacciones inmediatas, esas que se produjeron anoche mismo, destacan las contradiciones del G4, que acusa de ‘colaboracionistas’ a los partidos de la Mesa de Diálogo Nacional por hacer en público y de cara al país lo que ellos hacen a escondidas, entre gallos y media noche; o que las conversaciones implican un reconocimiento del TSJ que han tildado como ‘ilegítimo’ y del gobierno mismo; o que le cae como anillo al dedo al G4 porque mejor ‘reconocer’ al TSJ que a la directiva de la Asamblea Nacional. Todo esto es cierto, en distintos grados, pero lo sustantivo es que la posibilidad de que estos partidos, que abandonaron la vía electoral en pro de la aventura, piensen en elecciones es una buena noticia. Eso es lo que aspira la mayoría de los venezolanos, resolver nuestros problemas en paz y por la vía democrática. Y eso es lo que llevamos años proponiendo los sectores de la oposición democrática: darle la palabra a los venezolanos.
Falta mucho camino por recorrer en estas 72 horas y las horas siguientes. El G4 sigue entrampado en sus contradicciones y en el dogma. Ya hay quien plantea que la Asamblea electa para 2016-2021 debe legislar para siempre, sustentando una especie de interinato infinito ajeno a la Constitución. Los cuervos que el G4 crió están prestos a sacarles los ojos, no por extremismo, sino como consecuencia lógica de la misma propuesta del G4.
Más allá de los ‘análisis’ infantiles que buscan sembrar intriga sobre «cómo queda» la MDN ante estas negociaciones, un nuevo CNE consensuado entre la mayor cantidad de actores, incluidos los partidos de la MDN, es lo ideal, una vez que la AN –el escenario ideal- falló en su tarea constitucional de designar a los rectores.
Nosotros insistimos e insistiremos en nuestras banderas: un nuevo CNE que recupere la confianza en el voto, triturada a dos manos entre el gobierno y la política abstencionista del G4, y la vuelta a la representación proporcional, establecida en la Constitución, para desmantelar el sistema que promueve la polarización extrema que ha erosionado y erosiona la democracia y para impulsar la diversidad y el pluralismo político en el que debe ser, quizás por primera vez en 20 años, el escenario de debate e intercambio político de la Nación. Quedan muchos temas pendientes, entre ellos la naturaleza misma del parlamento, cuya misión es controlar y legislar, no las fantasiosas atribuciones que le adjudican la demagogia y la aventura solapada, pero eso quedará para otro día.
Veremos qué traen las próximas horas…
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